El golf es el deporte más justo que hay
Roberto De Vicenzo: Nuestro Legado
El Maestro de Ranelagh
Roberto De Vicenzo no solo fue el mejor golfista en la historia de Argentina, sino también el corazón y el alma de nuestro club. Desde sus humildes comienzos como caddie en estas mismas tierras hasta conquistar los torneos más prestigiosos del mundo, su talento, humildad y caballerosidad lo convirtieron en una leyenda inmortal. Su espíritu sigue presente en cada fairway y en cada socio que tiene el honor de jugar en la cancha que lo vio nacer.
En Villa Ballester, nace Roberto De Vicenzo. Sus primeros años y su inicio como caddie a los 9 años en la zona norte de Buenos Aires marcarían el comienzo de una historia extraordinaria.
Lleva a la Argentina a la victoria en la Copa Canadá (hoy Copa Mundial de Golf), demostrando su enorme talento en el escenario internacional por primera vez.

En la cima del golf mundial, se impone en el prestigioso Abierto Británico superando a leyendas como Jack Nicklaus y Gary Player. Un triunfo que lo consagra para siempre.
Protagoniza uno de los momentos más recordados en la historia del deporte. Un error en la firma de su tarjeta le cuesta el título, pero su reacción, "Qué estúpido que soy", se convierte en un símbolo eterno de honestidad y caballerosidad.
Recibe el máximo honor de la Asociación de Golf de Estados Unidos (USGA), otorgado a quienes demuestran el espíritu y el carácter de su homónimo, una leyenda del juego limpio.
Demuestra su vigencia ganando el primer U.S. Senior Open de la historia, uno de los torneos más importantes de la categoría. Ese mismo año recibe en Argentina el Premio Konex de Platino como el mejor golfista de la historia.
Su impacto global es reconocido oficialmente al ser incluido en el panteón de los más grandes golfistas de todos los tiempos, un honor reservado para unos pocos elegidos.
El Círculo de Periodistas Deportivos lo nombra uno de los cinco deportistas más grandes de la historia de Argentina, compartiendo la distinción con gigantes como Fangio, Maradona, Monzón y Vilas.

A los 94 años, fallece en Ranelagh, el lugar que siempre fue su hogar. Su legado de triunfos, valores y humildad permanece imborrable en nuestro club y en el corazón del golf mundial.
